Los atletas, especialmente los de resistencia, tienden a tener valores de hemoglobina ligeramente bajos si se comparan con los de la población general. Debido a que una baja concentración de hemoglobina en sangre es lo que define a la anemia, a ésta se le llama anemia deportiva.
Lo que realmente sucede es que, en la mayoría de esos atletas, el volumen total de células rojas es normal, pero el nivel de hemoglobina está bajo debido a que el ejercicio aeróbico expande el volumen plasmático y esto disminuye la concentración de células rojas que contiene la hemoglobina.  Por lo tanto, la anemia deportiva es una anemia falsa presente en atletas que están en buena forma aeróbica.  
La deficiencia de hierro es el origen más frecuente de anemia en atletas y es una causa de fatiga muy común en atletas femeninas. Cuanto más se exige al cuerpo de una atleta moderadamente anémica más probable es que presente fatiga por esfuerzo si tiene anemia leve. Por lo tanto, las atletas femeninas se pueden beneficiar de un diagnóstico rutinario. Por el contrario, es rara entre los atletas masculinos.
El diagnóstico de la anemia por deficiencia de hierro se basa en:
•    Niveles de hemoglobina bajos o en valores límites 
•    Células rojas más pequeñas de lo normal
•    Bajos niveles de ferritina sérica
Doping de sangre 
Si la donación de sangre es ergolítica (reduce el rendimiento), el doping de sangre es ergogénico (aumenta el rendimiento).
El entrenamiento en altura está de moda como una forma legal y ética para "fortificar la sangre", es decir, incrementar los niveles de hemoglobina. Las investigaciones de campo sugieren que vivir en una altitud moderada y entrenar a nivel del mar, ofrece a los corredores una ventaja sobre aquellos que viven y entrenan a nivel del mar o aquellos que viven y entrenan en altura.  Inclusive algunos deportistas emplean cuartos de altura o cámaras para fortalecer su sangre, es decir, viven a nivel del mar, donde existe abundante oxígeno pero duermen en cámaras cuyo flujo de aire está mezclado con nitrógeno para reducir el contenido del oxígeno.
A diferencia del entrenamiento en altura que es legal, la administración de Epo no lo es, aunque algunos atletas la continúan usando para reforzar la sangre. El problema es que la Epo eleva la hemoglobina a niveles muy altos e incrementa el trabajo del corazón, por lo tanto aumenta el riesgo de coagulación de la sangre. También puede incrementar la presión sanguínea durante el ejercicio.
Para desalentar el uso de Epo y proteger a los atletas, se toman muestras de sangre antes de las carreras (en ski y ciclismo por ejemplo) y excluyen a cualquier atleta que tenga un valor elevado de hematocrito (porcentaje de células rojas en una muestra de sangre). Pero esto solo ha logrado que los atletas puedan "calcular" y diluir su sangre justo antes de la prueba de hematocrito empleando soluciones salinas o expansores del plasma.

Para mayor información ingresa a: http://www.gssiweb.org/es-mx